Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas. (Salmos 70:5)
En el Salmo 69, el Salmista recuerda a los pobres y necesitados y se refiere a ellos con afecto: “Lo verán los oprimidos, y se gozarán” y “Porque Jehová oye a los menesterosos, Y no menosprecia a sus prisioneros.” (vv. 32-33). En el Salmo 68, el salmista se acuerda ahora de los huérfanos, las viudas, los solitarios y los presos: “Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada.” y “Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad” (vv. 5-6). Y en el Salmo 70, el salmista confiesa que él es uno de ellos: “Estoy afligido y menesteroso” (v. 5).
Por supuesto, los pobres y necesitados a los que se refiere son personas que carecen de los recursos necesarios para llevar una vida digna, como ropa, comida y un hogar propio. Pero en su caso personal, el salmista se refiere sin duda a la falta de recursos para su propia seguridad, en cuanto a lo que requiere su alma y su espíritu para obtener la verdadera riqueza. Se confiesa menesteroso, pobre, y necesitado ante las situaciones difíciles y complicadas de la vida. Esta afirmación es la continuación del Salmo 69, en el que se expone a sí mismo: “Extraño he sido para mis hermanos, Y desconocido para los hijos de mi madre.” (v. 8); “Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, Y me zaherían en sus canciones los bebedores” (v. 12).
No es fácil declararse pobre y necesitado, cuando no sale de tu boca. En el caso del salmista, era una confesión amarga y valiente. Acababa de decir: “¡Qué grande es Dios!” (Sal 70,4). Y luego añadió: “En cuanto a mí, estoy afligido y menesteroso” (Sal 70,5).
Abandonemos nuestras pretenciones, prejuicios o fracasos. También nuestros miedos y cargas y descansemos, sin demora, en los brazos abiertos del Señor. Declarémonos pobres y necesitados de Él cada día, y Él sin dudar, como El Padre amoros que es, tomará nuestro corazón, y pondra en el, la paz, el sosiego y la seguridad de Su presencia, en todos los momentos de nuestra vida.
Asi sea.
Dios Te Bendiga.