Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto es lo que contamina al hombre. Mateo 15:18
La mayoría de las personas no comprende lo esencial que es controlar sus pensamientos. Suelen decir: “No pienso en cosas malas que puedan afectar mi relación con Dios”, pero sin darse cuenta, permiten que pensamientos críticos, negativos o amargos hacia sí mismos o hacia otros dominen su mente. Y lo que creemos en el corazón determina cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo vivimos. Si nuestra mente está influenciada por un sistema de pensamientos distorsionado o negativo, no podremos experimentar plenamente la alegría y las bendiciones que Jesús tiene para nosotros.
Por eso, el desafío es rechazar todo pensamiento destructivo o negativo sobre ti o sobre los demás. Si una voz interna te dice que no eres digno o suficiente, mírate al espejo y recuerda: “Soy hijo(a) de Dios, amado(a) tal como soy por Jesús.” Si algún recuerdo doloroso o culpa del pasado intenta afectarte, di: “Elijo perdonar en el poder y el amor de Cristo.”
Cambia tus pensamientos sustituyéndolos con la verdad de la Palabra de Dios. Medita en versículos que reafirmen Su amor, Su perdón y tu identidad en Él. Esa es la manera en que el Señor transforma tu vida y moldea tu carácter para que seas más como Jesús.
Así que no alimentes ideas que te limiten o te destruyan; renueva tu mente con la verdad de Dios. Tu corazón se llenará de paz, tus palabras reflejarán Su gracia y tu vida se volverá un testimonio vivo de Su poder.
Reflexión:
Tus pensamientos determinan tu dirección. ¿Qué ideas necesitas rendir hoy a Cristo para experimentar libertad y renovación?
Señor, ayúdame a renovar mi mente con Tu Palabra. Que cada pensamiento que me aparte de Ti sea reemplazado por la verdad de Tu amor. Transforma mi corazón para que mis palabras y acciones reflejen a Cristo, te lo pido. En El Nombre de Jesús, Amén.