Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Isaías 46:11
Dios siempre cumple lo que promete. Recuerda esto especialmente cuando esperas que algo que Él te dijo se cumpla, o cuando te ha encomendado una tarea que aún no ves realizada. Jesús glorificó al Padre terminando la obra que le fue asignada (Juan 17:4), mostrando que para Dios la finalización es tan importante como el comienzo. Cuando el Señor decide hacer algo, puedes tener la plena seguridad de que lo llevará a cabo.
Sin embargo, no siempre lo hará de la manera que esperas o en el tiempo que imaginas. A veces Su obra no se ve como la habías visualizado, pero Él actúa de forma estratégica para cumplir Sus propósitos. Jesús mismo dejó pueblos sin visitar y personas que no sanó, porque Su meta no era hacer “todo”, sino cumplir exactamente el plan del Padre. Eso no significó que algo quedara incompleto; al contrario, como dijo el Señor: «Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.» (Lucas 24:44).
De la misma forma, las prioridades y los tiempos de Dios pueden diferir de los nuestros. Él sabe qué es lo más importante y qué traerá un impacto eterno. Así que confía en Su proceso. Aunque no entiendas los pasos, puedes estar seguro de que Dios está obrando con precisión para cumplir Su propósito en tu vida.
Señor, gracias porque todo lo que Tú comienzas, lo llevas a término. Ayúdame a confiar en Tu plan incluso cuando no vea resultados inmediatos. Enséñame a esperar con fe y a descansar en la certeza de que cumplirás cada promesa en el momento perfecto. En el Nombre de Jesús, Amén.