No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día. Proverbios 27:1
Si supieras que hoy es tu último día, ¿vivirías diferente? Muchos responderían con indiferencia, como si nada debiera cambiar. Pero lo cierto es que el mañana no nos pertenece. Solo tenemos este instante, este día que el Señor ha puesto ante nosotros como un don sagrado.
El ayer ya pasó, y el mañana es incierto. Pero el hoy… el hoy es una oportunidad irrepetible para glorificar a Dios. Cada decisión, cada palabra, cada gesto que hagas hoy será registrado en las páginas eternas del cielo. ¿Cómo estás invirtiendo este tiempo que se te ha concedido?
Tal vez piensas que no hay nada especial que hacer. Pero vivir con propósito no se trata de grandes hazañas, sino de caminar con Cristo en cada detalle de tu día. Se trata de mirar al prójimo con compasión, de hablar con verdad y gracia, de decidir lo que agrada al corazón de Dios.
C. T. Studd lo expresó con sobriedad: «Solo hay una vida, pronto pasará; solo lo hecho para Cristo perdurará». Que estas palabras despierten en ti un deseo profundo de vivir para lo eterno. Que no desperdicies las horas que tienes en lo que se desvanece.
El tiempo es un regalo. Vívelo como una ofrenda para Aquel que te lo dio.
Señor amado, gracias por el don de este día. Enséñame a vivirlo con reverencia, como una oportunidad santa para honrarte. Que no malgaste ni un instante en lo que no tiene valor eterno. Perdona mis distracciones y mi descuido, y dirige mis pasos por la senda que te agrada. Haz que cada momento de hoy sea una semilla sembrada para tu gloria. Solo lo que se hace por ti permanecerá. En el nombre de Jesús, Amén.