Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Romanos 8:18
A veces, la adversidad que enfrentas será tan duradera, dolorosa y profunda que tu respuesta a cualquier tipo de aliento de otros a tu alrededor, podría ser: “Para ti es fácil decir eso”. ¿Cómo podría alguien saber la profundidad de la desesperación que sientes? Las devociones, sermones y libros sobre pruebas tienden a simplificar demasiado cuando se trata del tema del sufrimiento, y me doy cuenta de que lo que enfrentas puede ser realmente desgarrador. Pero eso no cambia el hecho de que Dios quiere trabajar a través de la adversidad para avanzar en tu crecimiento espiritual.
Sabemos que el Señor podría borrar todas las dificultades de nuestras vidas con sólo una palabra, y algún día podría hacerlo por ti. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que cuando Él decide no hacerlo, es porque más importante que nuestra facilidad, comodidad y placer es nuestra transformación a semejanza de Cristo. El Señor está en el proceso de enseñarnos acerca de sí mismo: Su fidelidad, bondad, compasión y santidad. También está derribando todos los lugares en nosotros donde erróneamente nos hemos erigido como dios en lugar de Él. Es doloroso. Pero el proceso es esencial si queremos madurar en el Señor y representarle ante los demás.
El valor de la fe que brindas a Dios, aun en medio de las más duras pruebas, tendrá el justo galardón, que el justo y fiel Padre de los cielos, ya ha preparado para Ti.
Señor, confío en que incluso en medio de mi dolor, Tú estás trabajando para transformarme a la imagen de Cristo. Ayúdame a ver Tu fidelidad, bondad y compasión en cada una de mis pruebas. Enséñame a confiar completamente en Ti y a permitirte que me refines a través de cada circunstancia. Sé que a través de este proceso, Tú me haces más fuerte y más como Tú. En El Nombre de Jesús, Amén.
