Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias. Salmo 34:17
¿Te enfrentas hoy a un reto aparentemente insuperable? A lo largo de la Escritura, cada vez que los fieles se enfrentaban a un callejón sin salida, clamaban al Señor, y Él siempre respondía. Por ejemplo, muchos de los salmos son oraciones de David en las que implora al Señor que intervenga en sus circunstancias más apremiantes. Los hebreos suplicaron a Dios que los salvara de los opresores egipcios (Éxodo 3:9). El rey Josafat suplicó ayuda al Señor cuando tres poderosos ejércitos rodeaban Jerusalén (2 Crónicas 20). En todos los casos, Nuestro Padre de los Cielos escuchó el clamor de ellos, y dio la victoria a su pueblo.
Se requiere humildad y saberse totalmente a expensas de las manos poderosas del Señor, para expresar una súplica tan urgente desde el alma, implorando la ayuda de Dios y reconociendo nuestra incapacidad, tal cómo esos grandes creyentes en la Palabra lo hicieron. También requiere rectitud ante El Señor. Eso no significa que tengas que ser perfecto; simplemente significa que has recibido a Cristo como tu Salvador y has sido acreditado con Su santidad. También lo has aceptado como tu Señor, con autoridad sobre ti. Como hijo de Dios, tienes el derecho inalienable de descansar tu alma en Él y contar con Su ayuda.
Así que no temas los desafíos. Clama en todo momento a Dios, y confía en que Él sabe la mejor manera en cómo salvarte de toda tormenta que enfrentes.
Señor, hoy clamo a Ti. Líbrame en Tu sabiduría y poder. Ayúdame a confiar en Tu tiempo y guía que son perfectos en todas las cosas. Sé que Tú siempre estarás conmigo para librarme, incluso ante desafíos que parezcan insuperables. En El Nombre de Jesús, Amén.