¿Hallaste miel? Come lo que te basta, No sea que hastiado de ella la vomites. Proverbios 25:16
Tener algo en exceso es peligroso. Las personas que son autoindulgentes no controlan sus propios deseos. La auto-indulgencia puede manifestarse como glotonería (excesos consistentes en comida o bebida), comportamiento inmoral (un impulso incontrolado para satisfacer deseos sexuales), o avaricia (un deseo insaciable por más posesiones).
Los individuos autoindulgentes pueden estar hambrientos de poder o ser manipuladores porque siempre buscan lo que quieren, cuando lo quieren, sin tener en cuenta las necesidades y preocupaciones de los demás. Pero sea cual sea el área de exceso, lo cierto es que conduce a la devastación.
Por lo general, estas personas no tienen ningún problema en consumir el tiempo, los recursos y la energía de los demás, o en arrastrar a los demás consigo. Por eso Proverbios 23:20-21 advierte: “No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne; Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, Y el sueño hará vestir vestidos rotos.”
¿Alguna vez has ido a comer con el plan de no tomar postre ni abusar de los carbohidratos, y te has encontrado con una persona que quiere probar todo lo que hay en el menú? Al final, sales de ese almuerzo habiendo echado por tierra tu intención de tener una comida ligera y nutritiva.
El hecho es que las personas autoindulgentes pueden influirnos mucho. Puede parecer que abrazan la vida por completo, que están deseando probar cosas nuevas y que es muy divertido estar con ellos. Pero, ¡cuidado! Al final, pueden hacer que deseches tus propias disciplinas y te desvíes del mejor plan de Dios para tu vida, todo en nombre de experimentar más de la vida o pasar un “buen rato”. No cedas. Por ello, permite que el Señor guíe y limite tus apetitos, para que la prudencia y la barrera contra el exceso y el pecado sea siempre efectiva en tu vida.
Señor, me doy cuenta de que el exceso de cualquier cosa no es saludable. Enséñame hábitos sabios y moderación para que pueda experimentar y hacer realidad, todos los grandiosos planes que Tú tienes para mí. En El Nombre de Jesús, Amén.