Escucha:
Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. (Éxodo 14:21-22)
Piensa:
Hace unos días escuche a una señora de avanzada edad hablando chino mandarín, cuando visitaba un pequeño centro comercial de la ciudad. Me intrigó el hecho de que no siendo asiática dominaba con mucha facilidad un idioma tan complejo, más aun al oír que mencionó que había aprendido a los 65 años.
Ante la duda decidí acercarme y preguntarle cómo había aprendido y me contestó: “Las personas actúan según sus creencias y en mi caso pensaban que un adulto mayor ya no podía aprender nada, mucho menos un idioma como el mandarín. Sin embargo logré hacerlo a los 65 años cuando Dios me reveló el don que tenía para este idioma, al ser capaz de memorizar sin problemas las 4 tonalidades del mismo al cabo de unos minutos”.
A veces olvidamos que Dios crea caminos donde no los hay. Así como reveló a aquella señora el don de aprender un nuevo idioma a tan avanzada edad, y así como en las escrituras de hoy abrió el mar rojo y permitió al pueblo de Israel atravesarlo y hallar su escape de una muerte segura a manos del ejército de faraón, asi puede hacer posible aquellas cosas que a la vista del hombre parecen inalcanzables.
Recuerda, Dios puede crear caminos donde nosotros solo vemos obstáculos. Cuando el sendero que está por delante parece incierto, es bueno tener presente lo que Dios hizo en el pasado. Él se especializa en abrir sendas en cualquier circunstancia; pasos que nos muestran su amor y poder.
Ora:
Señor, permíteme confiar en los pensamientos de bien que tienes para mí, pensamientos muchos más altos, puros y llenos de bondad de lo que puedo imaginar. Ayúdame a avanzar cada día, sabiendo que encontraré, siempre en ti, un nuevo camino.