Versículo:
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón. (Salmos 40:8)
Comentario:
En el versículo de hoy, el salmista se encuentra atestiguando su placer en presentarse a Dios de una manera verdadera, y no sólo a través de un deber religioso. El siervo revela su “agrado” al hacer todo lo que el Señor le guió a través de su “voluntad”; no fue la voluntad del hombre la que prevaleció, ni las eventuales distorsiones de los líderes religiosos, sino las palabras que llegaron al corazón de un siervo atento y fiel.
La voluntad de Dios, a través de su revelación (su palabra), tenía un cierto lugar para ser guardado, y no era un estante o un cajón.
El salmista declara, con todas sus cartas, que había encontrado un lugar excelente para la “ley” del Señor (mandamientos y enseñanzas, hoy representados por la Biblia); y dice dónde: “y tu ley está en medio de mi corazón”.
Mientras los hombres mantengan sus oídos cerrados a la voz de Dios, continuarán con sus corazones vacíos de Él. No son ofrendas o sacrificios corporales los que nos llevan a la presencia del Señor y obtienen respuestas de Él, sino un corazón dispuesto a ser impactado por su voluntad y dirigido por sus palabras.
Oración:
¡Quiero deleitarme con tus palabras, Señor! Mi corazón está abierto, pon dentro de el Tu verdad.