Versículo:
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mateo 6:30)
Coimentario:
La ansiedad es el estrangulamiento del alma, la asfixia de la mente y la tumba de la fe. La ansiedad es sufrir por adelantado, mirando al futuro como un monstruo que nos asusta en el presente. Muchas personas están atormentadas por el miedo de lo que les puede pasar en la vida: ¿qué comerán, qué vestirán, dónde vivirán? La ansiedad es inútil porque no mejoramos nuestra calidad de vida hoy en día poniéndonos ansiosos por el futuro. De hecho, la ansiedad, lejos de fortalecernos, nos debilita, drena nuestra fuerza y deshidrata nuestra esperanza.
La ansiedad es perjudicial, porque el sufrimiento anticipado puede ser inútil (si lo que se teme no sucede) y también puede estar sobrecargado, porque si lo que se teme sucede, sufriremos dos veces. La ansiedad es una clara demostración de incredulidad. Jesús dijo que son los gentiles que no conocen a Dios los que se preocupan por el futuro. Pero los que confían en Dios buscan primero el reino de Dios y su justicia, sabiendo que el resto se les añadirá.
La ansiedad crece porque la fe disminuye. La ansiedad sólo domina donde la fe se ha ido. La fe es el antídoto para la ansiedad. La fe en Dios nos permite enfrentar el futuro, confiar en sus promesas y descansar en sus brazos.
Oración:
Señor, descanso hoy mis cargas en Ti, con mi fe fortalecida en Tu poder que no falla.
