Versículo:
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmos 51:10)
Comentario:
El versículo de hoy es una declaración poderosa, un clamor personal de alguien que sirvió a Dios y de repente parece contradecirlo y busca una renovación completa.
Esta actitud de David sirve para mostrarnos, siervos y no siervos de Dios, que una religiosidad basada en apariencias, excesivos compromisos formales, ejercicios de liderazgo y actitudes externas no define una verdadera relación con el Señor. David era un rey, lleno de compromisos sociales y políticos, pero también era un religioso que debía cumplir con sus obligaciones y dar ejemplo ante el pueblo.
El siervo David comprendió que su corazón necesitaba ser purificado y su espíritu de servidumbre renovado; esto es, en primer lugar, la verdadera comprensión de lo que significa relacionarse con Dios, ya que este es el efecto concreto de nuestro contacto: la continua renovación que nos hace mejores siervos cada día.
Oración:
Señor, deseo un corazón puro y un espíritu justo, renúevame.