Escucha:
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria [nos hace vencedores] por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:57)
Piensa:
¡Victoriosos! ¡Más que vencedores!; eso es lo que la Biblia dice que somos. Yo sé que lo ha oído muchas veces antes, pero hoy quiero que deje que esa realidad penetre en su vida. Quiero que pase algún tiempo meditando en lo que esas palabras realmente significan.
A los ojos de Dios la victoria es cuestión de carácter, no de cuanto logro obtener. Cualquier persona cuando todo le sale bien está contenta y se siente un “triunfador”, pero Dios se agrada más de aquél que aún en medio de su problema o dolor mantiene una actitud victoriosa. Esa actitud de victoria es la que necesitamos aprender, independientemente de las circunstancias que nos rodean.
El diccionario dice que victoria significa “triunfo, superioridad o ventaja en una lucha o competición”. Vencer significa: “obligar a un enemigo a rendirse, derrotarlo en un combate”.
Una vez que esas definiciones queden firmes en su mente, entenderá que en Jesús usted ha conseguido mucho más que un boleto al cielo. Ha sacado el mejor partido del mundo en el que vive ahora. Por medio de Jesús usted ha triunfado, vencido, derrotado y prevalecido sobre el mundo.
Por tanto, no es de maravillarse que 1 Corintios 15:57 proclame: “Mas gracias sean a Dios, que nos da la victoria [nos hace vencedores] por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
¿Por qué no lo proclama usted también? Proclámelo hoy, dando gracias a Dios por hacerlo vencedor. Alábelo porque usted está unido a Aquel que ha vencido al mundo ¡Grite aleluya y disfrute la victoria!
Ora:
Señor, por tu presencia y compañía en los tiempos de lucha, estoy agradecido. Ayúdame a confiar cada día que junto a Ti puedo librar las batallas que la vida me plante y celebrar, guiado por Tu Palabra, las grandes victorias que guardas para mí. Amén.