Escucha:
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. (Proverbios 18:21)
Piensa:
Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. ¡La manera en que nos comportamos con los demás demuestra cuánto creemos en Dios!
Las palabras son un asunto serio. Como creyentes, debemos considerar seriamente cómo usarlas. Necesitamos que las palabras empiecen a actuar a nuestro favor, así como Dios lo hace. La Biblia dice que el Señor usa palabras para llamar a las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17).
Como el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:13: “Tenemos el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: «He creído, por lo tanto he hablado». También hemos creído, por lo tanto hemos hablado” (AMP).
Eso es importante. Lee ese versículo de nuevo: “He creído, por lo tanto he hablado”.
Hay personas que hablan las palabras, pero no tienen la fe para respaldarlas, y como resultado fracasan en su vida espiritual. No llamaron las cosas que no son como si fueran, sino que las llamaron de la manera que deseaban que fueran.
Estos son dos aspectos muy diferentes. Las palabras pueden ser las mismas. Pero el sólo desear y esperar no cumplirán la tarea; hay que creer.
Empieza hoy a poner tanto tu boca como tu corazón en armonía con la Palabra. Deja de hablar según lo que ves y comienza a declarar y a creer las promesas de Dios. Haz que el poder de las palabras actúe a tu favor.
Ora:
Señor, dame la sabiduría de elegir en cada circunstancia, las palabras necesarias para transmitir el bien, a todos aquellos que me rodean. Permíteme también actuar de forma que el poder que guarda todo aquello que sale de mi boca, sea de bien en mi vida y en la vida de los que me acompañan. Amén.