Escucha:
“Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo.” (Marcos 3:33-34)
Piensa:
Mi clase de química en la universidad fue una de las peores experiencias que pude llegar a tener. ¿Porque? El profesor era demasiado inteligente, además de brillante, pero hablaba en términos tan técnicos que mi cerebro no lograba entender sus conceptos. Tan pronto como empezaba a explicar todas esas reacciones entre elementos, mi atención se iba y solo pensaba “si ese profesor pudiese hablar de una manera más clara y sencilla”
Si su lenguaje hubiera sido más simple, todo hubiese sido más fácil. Justo como lo hizo Jesús. El mejor maestro que haya podido existir. Era un profesor en constante enseñanza, que usaba parábolas para conectarse con la vida de las personas. Él hablaba en el lenguaje de la gente.
Jesús tocaba el interés de las personas, llegaba a sus corazones y a hoy través de la palabra nos habla de una forma que podemos entender. A veces necesitamos es escuchar no solo oír, para poder comprender en toda su dimensión, su mensaje de amor, sabiduría y salvación.
Somos privilegiados de tener a nuestro alcance la maravillosa sabiduría del mejor maestro que haya existido jamás. El poder de sus enseñanzas, el amor con el que las profesaba y su influencia en cada persona que ha tocado, me motivan a cada día trabajar más fuerte, para que su mensaje continúe tocando, cada vez más y más corazones.
Hagamos crecer el mensaje del más grande de los maestros, porque a través del él, podrá el Señor, multiplicarse en los nuevos corazones.
Ora:
Señor tu que eres fuente inagotable de sabiduría, enséñame de manera que pueda entenderte. Permíteme escucharte con atención, para así poder compartir con otros tu mensaje, de una forma en que ellos también puedan entenderme. Amén.