Escucha:
“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.” (Salmos 84:5-7)
Piensa:
Los caminos de Dios no son como los nuestros (Isaías 55:8), tenemos que aprender los caminos de Dios estudiando seriamente la Biblia con la actitud apropiada de humildad y honestidad. Entonces sí, cuando en nuestro corazón prevalezca el deseo de agradar a Dios y no solo nuestra conveniencia temporal podremos también hacer nuestras otras promesas que el salmo nos describe: “Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.” (Salmos 84:6-7)
El valle de lágrimas hay que atravesarlo, ¿cómo lo haremos? ¿Queremos el consuelo y fuerzas que vienen de Dios en esa situación? La condición para esto es que en nuestro corazón estén los caminos de Dios.
¿Deseamos tener mayores victorias contra el pecado que a veces parece vencernos? ¿Queremos que nuestra vida se caracterice por un verdadero progreso espiritual e ir “de poder en poder”? Primero hay que preguntarse
¿Están los caminos de Dios en mi corazón? Si es así, si la ley del Señor es nuestra delicia y esforzadamente queremos aprender los caminos de Dios para andar por ellos, entonces la experiencia más maravillosa está prometida: “…Verán a Dios en Sión”.
Todos los que anhelamos ver a Dios en la Ciudad Celestial, aferrémonos a esta promesa y reconozcamos que nuestras fuerzas para vencer vienen de Dios, cuando Sus caminos están en nuestro corazón.
Oración:
Gracias Señor por darme la oportunidad de caminar junto a Ti. Renueva mi espíritu, y mis fuerzas, y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de contar con tu bendición. Guíame siempre por Tus sendas, las únicas que nos llevan a la victoria. Amén.