Escucha:
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Corintios 9:25-27)”
Piensa:
Como seguidores de Cristo requerimos de disciplina y autocontrol para asumir el compromiso que significa caminar en fe junto a Dios. Un compromiso que implica la voluntad y dedicación para cada día, estudiar su palabra y a través de la misma, conocer más de Él. Es una posición activa, de asumir con convicción la tarea de aprovechar cada oportunidad para convertirnos en mejores discípulos. Es a su vez la suma del ensayo y el error, de caer y levantarnos, aprendiendo de cada error, una enseñanza que nos llevará a acercarnos cada vez más a Dios y alinearnos a su propósito.
Por otra parte necesitamos, mantener nuestro cuerpo físico en forma, no en términos de alguna competencia o con miras a un trofeo, sino aceptando la responsabilidad de que nuestro cuerpo físico, es el templo del Señor, dado a nosotros como su creación, como nos indica 1 Corintios 6:19: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”. Por ello debemos cuidar de Él como un tesoro preciado, darle el cuidado de salud que requiere, el descanso que necesita y mantenerlo alejado de las tentaciones que siempre lo rodean.
Así, Pregúntate: ¿Cuál de estos aspectos necesitas mejorar? ¿Mayor atención a tu cuerpo físico y al templo que para El Señor representa? O ¿Mayor dedicación al estudio de su palabra y al acercamiento en oración para conocerlo y gozar de su presencia?
Trabajemos ambos de manera regular y pidámosle al Señor ser nuestro guía, nuestro entrenador, cuando necesitemos ese pequeño empujón extra para alcanzar cada objetivo en Él. Con seguridad, Él nos fortalecerá para alcanzar, la forma, disciplina y autocontrol que nos permita honrarlo y rendirle la mayor gloria.
Ora:
Señor, llena mi espíritu de la disciplina necesaria para pasar de la palabra a la acción, y en ella, convertirme cada día en un mejor discípulo. Fortaléceme y hazme atento para aprovechar cada oportunidad de acercarme a Ti y al propósito que has determinado para mi vida. Amén.