Escucha:
“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20)
Piensa:
Mientras Jesús se preparaba para comparar la justicia de Dios con aquella de los escribas y fariseos, lanzó una fuerte advertencia, hacia aquellos que quisieran ser dignos del reino de Dios: Si la justicia que los gobernaba, no superaba a la de escribas y fariseos, no estaban a la altura del mismo.
Pero: ¿Cómo era la justicia de los fariseos ? en los evangelios de Mateo y Lucas encontramos la respuesta: No predicaban con acciones las verdades que proclamaban, (Mateo 23:1-4), se deleitaban con bienes de hombres, títulos, cargos, excelsas vestimentas (Mateo 23:5-7), descuidaban la ley de Dios (Mateo 23:23-24)
Las palabras que Jesús nos entrega el día de hoy, son una invitación a seguir el camino contrario al de un grupo de escribas y fariseos y andar por la justicia digna del reino de los cielos que es la basada en la obediencia a su palabra, el ejemplo en acciones de bien, que glorifiquen al Señor, la búsqueda su pan, el pan espiritual que sacia nuestra alma, sin descuidar nuestras necesidades físicas, pero sin hacer del centro de nuestra vida, las posesiones materiales.
Sin duda, nuestra justicia como ciudadanos del reino debe exceder a la de los escribas y fariseos Pero, ¿cómo puede nuestra justicia ser consistente con lo que es demandado por El Señor? sólo dejando que Él sea el centro de nuestras vidas y abriéndole nuestro corazón para que cada día obre en nosotros, transformándonos a su imagen y semejanza.
Ora:
Señor, permíteme mediante Tu infinita gracia, seguirte con fidelidad y obediencia, guiado por la sendas de Tu palabra y movido por la bondad y el amor que cada día y en cualquier circunstancia, no dudas en entregarme. Amén