Escucha:
“Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:2-4)
Piensa:
El salmo 23 es uno de los más hermosos cantos de la palabra que expresa nuestra fe y confianza en el sentido de cuidado que el Señor tiene por nosotros. Un amigo, que consideraba este salmo su pasaje predilecto, realizo una hermosa paráfrasis del mismo al que llamo, “Me cuida bien”. En una de las partes decía:
Mi alma preocupada en su poder sana, porque su misericordia entiende mis necesidades, me fortalece y madura, y me guía a las aguas tranquilas en las que puedo reposar y retomar su verdadero camino. Aunque senderos oscuros apaguen mi luz, su presencia la hará brillar nuevamente y ante su compañía no temeré de ningún mal.
Hermosa interpretación que Independientemente de cuántas veces oigamos o leamos junto al Salmo 23, parecen tener el mismo mensaje renovado del cuidado de Dios hacia nosotros.
Es la misma imagen retratada por Jesús a la gente cuando al acercarse a ellos decía: Yo soy el buen pastor que da su vida por las ovejas. A diferencia de alguien contratado que huye del peligro, el auténtico pastor permanece junto a su rebaño para protegerlo del peligro, como Jesús afirmaba: . “Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye…. Yo soy el buen pastor; y pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:12-14).
Al margen de lo que estés enfrentando hoy, Jesús sabe tu nombre, conoce el peligro y no se apartará de tu lado. Puedes decir confiado: ¡El Señor, mi Pastor, me cuida bien!
Ora:
Señor, Gracias por brindarme en cualquier circunstancia Tu luz que disipa cualquier oscuridad que pueda llegar a mi vida. Haz crecer mi determinación para no rendirme ante el peligro, recordando que cuento con la seguridad de que como Mi eterno pastor, me cuidas bien. Amén.