Escucha:
“Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria” (Salmos 20:7)
Piensa:
Recuerda una cosa de la que te sientas orgulloso ¿Tu habilidad dibujando? ¿Tus buenas notas? ¿Lo bien que te llevas con los demás? ¿Tu sentido del humor?
Es bueno sentirnos orgullosos de los objetivos que hemos alcanzado. En las escrituras de hoy somos llamados a regocijarnos de orgullo en Cristo Nuestro Señor, al saber que con Él de nuestro lado, son seguros el cobijo y resguardo, la calma y la paz, ante el apremio y la angustia. El salmista nos recuerda como Dios reconocerá todas nuestras ofrendas y nos dará apoyo cuando lo necesitemos. Nos brindará el alivio diario ante cualquier pena, carga o problema grande o pequeño, ayudándonos a través de su guía, a comprender lo que consideramos injusto en nuestras vidas.
No olvides que eres hijo de Dios, siéntete orgulloso de ello y camina alto; levántate sobre lo mundano y nunca te sientas satisfecho con menos de todo lo mejor que hay dentro de ti. Nuestra fuerza es en Cristo; le pertenece a Él y de Él proviene.
Todo lo puedo en Cristo queme fortalece.
Ora:
Señor, me regalas un nuevo día cada mañana y en ese despertar recuerdo que estas a mi lado. Al levantarme se que me darás la fuerza para continuar, me sostendrás entre tus manos al caer y me llevarás a puerto seguro ante la tormenta. En Tí confío. Amén.