Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:17
Muchas personas luchan intensamente con la adversidad porque aún no han adoptado la perspectiva y las prioridades de Dios. La Biblia es honesta acerca de la vida de quienes caminaron con Él, y rara vez describe historias cómodas o libres de sufrimiento. Moisés murió en el desierto, muy cerca de la tierra prometida. Según la tradición, Pablo fue decapitado por Nerón. Muchos de los discípulos fueron martirizados.
¿Significa esto que Dios no desea el bien para Sus hijos? De ninguna manera. La Escritura nos enseña que hay una recompensa futura y que la plenitud eterna supera cualquier comodidad temporal. La felicidad pasajera no es el objetivo principal de Dios. Él anhela algo mucho más profundo: una relación transformadora y duradera con nosotros.
La madurez espiritual nos da entendimiento, propósito y una visión eterna que nos llena de esperanza. Y, muchas veces, es precisamente la adversidad la que nos conduce a ese crecimiento. A través de ella, aprendemos a depender de Dios, a valorar lo eterno y a mirar más allá de las circunstancias presentes.
Señor, ayúdame a ver la adversidad desde tu perspectiva. Dame un corazón dispuesto a aprender y crecer aun en medio de las pruebas. Fortalece mi fe para confiar en que estás obrando algo bueno y eterno en mi vida. Enséñame a perseverar con esperanza y a descansar en tu propósito perfecto. En El Nombre de Jesús, Amén.