Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmos 23:4
Los tiempos turbulentos de la vida pueden causar gran ansiedad y desánimo. Tu mente puede luchar por encontrar sentido a todo, y quizás llegues a pensar en los problemas una y otra vez hasta quedar abrumado. Tal vez ores constantemente, pero tus oraciones estén marcadas por el temor en lugar de la fe, olvidando que Dios sigue obrando en medio de todo. Quizás el miedo se ha vuelto tan fuerte que has dejado de confiar plenamente en Aquel que realmente tiene el control.
Dios hace muchas promesas maravillosas a lo largo de las Escrituras, pero en ninguna de ellas garantiza que la vida será fácil. Sin embargo, sí promete que si lo reconoces en todos tus caminos, Él enderezará tus sendas (Proverbios 3:6). Por eso, la pregunta no es si habrá dificultades, sino cómo decidirás enfrentarlas. ¿Permanecerás atrapado en el temor o elegirás la esperanza que proviene de obedecer a Dios y confiar en Su guía?
La elección es tuya. Sigue a Jesús fuera del valle.
Señor amado, cuando la oscuridad me rodea y el miedo me paraliza, recuérdame que Tú caminas a mi lado. Ayúdame a confiar en tus promesas incluso cuando no vea el camino. Fortalece mi fe para seguirte con obediencia y esperanza. Endereza mis sendas y lléname de tu paz. Quiero salir del valle de la duda para caminar en la luz de tu amor eterno. En El Nombre de Jesús, Amén.