Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo. Eclesiastés 2:26
¿Anhelas experimentar un gozo genuino hoy? Entonces dedica un tiempo especial a tener comunión íntima y sin interrupciones con Jesús. Guarda silencio. Permanece quieto. Escúchalo. Deja que el Señor te hable por medio de Su Palabra. El gozo es un fruto del Espíritu, y para que se produzca en ti debe existir una conexión viva y constante con Él. Este gozo se planta, se cultiva y florece a medida que caminas junto al Señor.
Los recuerdos del pasado o los placeres del mundo pueden traer felicidad temporal, pero el gozo verdadero solo proviene de una relación profunda con Cristo.
Quizás haya momentos en los que hayas pasado tiempo con el Señor y no hayas notado un cambio inmediato: la ansiedad o el cansancio espiritual continúan pesando sobre ti. Si le preguntas sinceramente a Dios por qué, Él te lo mostrará. Él está en el proceso de transformar tu vida. El tiempo que pasas con Él hoy es la base para Su obra futura en ti.
Puede que te indique que elimines “malas hierbas” espirituales —actitudes o hábitos que sofocan tu gozo— o que te muestre áreas que necesitan ser fortalecidas. Él sabe exactamente lo que tu alma necesita para ser renovada y te dará todo lo necesario para disfrutar de un gozo creciente y duradero.
Así que pasa tiempo con Él. Escucha Su voz. Obedece lo que te diga. Y espera que produzca en ti una abundante cosecha de gozo.
Reflexión:
El gozo genuino no depende de las circunstancias, sino de tu comunión con Dios. ¿Estás dedicando tiempo cada día para nutrir esa relación?
Señor, enséñame a buscarte cada día con un corazón dispuesto y silencioso. Arranca de mi vida todo lo que roba mi gozo y cultiva en mí un espíritu lleno de gratitud, paz y alegría en Ti. En El Nombre de Jesús, Amén.