Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. 2 Crónicas 20:12
Era un momento de crisis nacional. Los enormes ejércitos de los moabitas, amonitas y meunitas avanzaban contra el rey Josafat y la nación de Judá. El pueblo no tenía medios para defenderse ni plan de escape. Cualquier otro líder habría reunido a sus consejeros o movilizado a su ejército, pero Josafat eligió una estrategia diferente: buscó a Dios primero.
No se dejó dominar por el miedo ni perdió tiempo en quejas o pensamientos pesimistas. En cambio, convocó al pueblo para orar y ayunar juntos. Reconoció su incapacidad y puso su confianza totalmente en el Señor. En su oración, exaltó los atributos de Dios, diciendo: «Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos?… ¿No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?» (2 Crónicas 20:6). Josafat sabía que el poder y la autoridad supremas pertenecen a Dios, y por eso no temió lo que los hombres podían hacer.
Por causa de su fe sincera, el Señor le dio la victoria.
Tú también enfrentarás momentos en los que los problemas serán más grandes que tus fuerzas, y no sabrás qué hacer. Pero no te inquietes. Sigue el ejemplo de Josafat: levanta tus ojos al Señor, busca Su guía y confía en Su poder. Ese es el plan de batalla que siempre conduce a la victoria.
Señor, cuando me sienta abrumado por las circunstancias, ayúdame a recordar que mi fuerza está en Ti. Enséñame a detenerme, a orar y a poner mi confianza en Tu poder. Pelea por mí, Dios mío, y que mi fe se mantenga firme en medio de cualquier batalla. En el Nombre de Jesús, Amén.