La prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:7
Cuando tu fe es puesta a prueba y tus sueños parecen desmoronarse, puede que todo dentro de ti grite que te rindas. Pero no lo hagas. No te rindas. Elige creerle a Dios, incluso cuando todo a tu alrededor parezca decir lo contrario.
Si estás atravesando una situación en la que no hay respuestas claras ni señales de esperanza, lo más probable es que estés pasando por una verdadera prueba de fe. Pero puedes tener la certeza de esto: no existe un valle tan profundo ni una montaña tan alta que impidan a Dios sostenerte y ayudarte.
En esos momentos en los que no ves ninguna evidencia de Su obrar, el Señor está trabajando en lo más profundo de tu corazón. Está formando algo precioso en ti. Ha ocultado de tu vista Su actividad, no porque se haya alejado, sino para que aprendas a caminar por fe, no por vista. Cada prueba que enfrentas es una oportunidad para crecer, para confiar más, para declarar con mayor convicción: «Jesucristo es suficiente».
Confía. Él es fiel. Y llegará el día en que comprendas lo que ahora no puedes ver. Entonces, podrás testificar con gozo que Dios no solo estuvo presente todo el tiempo, sino que Su provisión fue perfecta, y que todo lo permitió con amor para fortalecer tu fe.
Señor, cuando las pruebas me rodeen y no entienda lo que haces, ayúdame a seguir confiando en Ti. Fortalece mi fe, recuérdame que nunca estás ausente y que estás formando en mí algo eterno. Elijo creer en tu fidelidad, aun cuando no vea resultados inmediatos. Gracias por usar cada prueba para acercarme más a Ti y enseñarme que, en verdad, Tú eres suficiente. En el nombre de Jesús, Amén.
