Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1
¿Te sientes espiritualmente agotado? ¿Tu alma parece estar sin fuerzas, aunque deseas acercarte más a Dios, leer Su Palabra y orar cada día? A veces, el impulso espiritual simplemente no está allí… ¿pero por qué?
La respuesta puede estar en este versículo. Muchos creyentes llevan consigo un peso invisible: cargas emocionales y espirituales como el orgullo, la ira, la amargura, los celos, la lujuria, la codicia o la falta de perdón. Estos pecados, cuando se alojan en el corazón, drenan nuestra energía espiritual y estancan nuestro crecimiento en Cristo.
Pero Dios no te deja solo ante esta lucha. Él desea fortalecerte, llenarte de poder y renovar tu corazón. Solo espera que reconozcas esos enredos que te impiden avanzar. Si hoy el Espíritu Santo te está señalando alguna área de pecado, no endurezcas tu corazón. La carrera que Dios ha trazado para ti solo puede correrse con ligereza y libertad.
Entrégale hoy tus cargas. A través de la confesión y el arrepentimiento, suelta todo lo que te frena. Luego, corre con esperanza. Él te enseñará a volar, renovará tus fuerzas y te mostrará cómo vivir con gozo y plenitud espiritual.
Señor, gracias por revelarme que mi cansancio espiritual muchas veces nace de las cargas que llevo en el corazón. Hoy reconozco esos pecados que me atan y me impiden avanzar: mi orgullo, mi ira, mi amargura. Te los entrego con sinceridad, confiando en que Tú me perdonas, me limpias y me das nuevas fuerzas. Enséñame a correr con paciencia la carrera que has puesto delante de mí, libre de todo peso y lleno de tu sabiduría. Renueva mi espíritu y guíame a una vida de obediencia y libertad. En el nombre de Jesús, Amén.
