Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Salmos 37:4
¿Hay alguna oración que hayas estado anhelando que Dios responda? No hay nada malo o pecaminoso en pedirle bendiciones a Dios. De hecho, el Padre se alegra al satisfacer los deseos que se ajustan a Su voluntad para tu vida. El Salmo 37:4 dice: “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Esta es una promesa maravillosa, que la mayoría de nosotros hemos reclamado en un momento u otro. ¿Pero cuándo es apropiado que lo reclamemos?
De inmediato vemos que el Salmo 37:4 es una promesa condicional. El requisito dado es que Dios debe gobernar nuestros corazones y ser el foco de nuestras vidas. Encontramos nuestro gozo en Él. Lo amamos y disfrutamos pasar tiempo en Su presencia, leyendo Su Palabra—adorando en Su trono y buscándolo en oración. Él es nuestra fortaleza y consuelo en tiempos de adversidad. En otras palabras, el Padre satisface nuestras necesidades, y nuestra relación con Él es la fuente de nuestro profundo contentamiento, paz, esperanza y alegría. Si Jesús es todo eso para nosotros, eso elimina muchos de los deseos que normalmente solicitaríamos, ¿no es así? No necesitaríamos pedir nada que normalmente nos diera un sentido de autoestima, identidad, pertenencia, competencia, honor o seguridad porque encontraríamos todas esas cosas en Él.
Por lo tanto, pon a prueba los motivos para tus peticiones y espera en Dios para que cumpla los deseos de tu corazón. Al Padre le encanta bendecirlos. Pero si ese anhelo lo reemplaza de alguna manera, sacia las necesidades que solo Él puede satisfacer o se convierte en un ídolo en tu vida, No competirá con él. Y si te niegas a esperar a que Él te provea, sin duda extrañarás Lo mejor de Él y las dulces bendiciones del alma que Él tiene para ti.
Señor, me deleito en Ti y espero Tu provisión perfecta. Que siempre seas mi todo en todo momento y circunstancia. Ayúdame a confiar en Tu tiempo y alinear mis deseos con Tu voluntad. Gracias por ser mi fuente de satisfacción y alegría. En El Nombre de Jesús, Amen.
