Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; Pero alegría en el de los que piensan el bien. Proverbios 12:20
Pensar a la manera de Dios no nos resulta fácil porque a menudo es contrario a la perspectiva del mundo. El mundo dice: “Lucha por tus derechos, no dejes que nadie te presione, ni te deje de último.” Pero Jesús enseña que en realidad son los misericordiosos, los mansos y los pacificadores quienes tienen éxito y son valorados en el reino de Dios (Mateo 5: 5-9). El mundo sostiene la prosperidad material y la comodidad personal como las medidas definitivas de logro para alcanzar el éxito. Pero a lo largo de las Escrituras, encontramos que el verdadero éxito es cuando nos volvemos más como Jesús y seguimos fielmente Su plan, promoviendo la paz con el Padre y la unidad con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Por supuesto, nuestras mentes dirigen cómo respondemos en diferentes situaciones en función de nuestros valores y prioridades. Entonces, nuestra responsabilidad como seguidoras de Cristo es alimentar nuestras mentes con una dieta constante de la Palabra de Dios. Solo la verdad bíblica puede contrarrestar el flujo continuo de información impía, hostil y destructiva que ingresa a nuestro pensamiento. Otra responsabilidad es filtrar lo que permitimos que entre en nuestras mentes. La Biblia nos da el estándar por el cual evaluar la aceptación de las ideas y actitudes que encontramos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8).
Así que promueve la paz en tu propia alma y con los demás meditando en las Escrituras, aplicándolas a tu vida y siguiendo el estándar de Dios para tu pensamiento. No solo vivirás de una manera que agrada al Padre, sino que también influirás en otros para que tengan una relación con Él. Ese es el verdadero éxito y el verdadero camino hacia la alegría que Dios desea hacer reinar en Tu vida.
Señor, quiero ser una pacificadoar, reflejándote en todas mis palabras y acciones. Quiero ser más como Tú y seguir fielmente Tu plan. Guíame a través de Tu Palabra, para que pueda vivir en paz y compartir Tu amor con los demás. En El Nombre de Jesús, Amen.