Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. (Salmos 34:8)
¿Alguna vez has sentido sed del Señor? ¿Comprendes lo que sintió David cuando escribió: «Mi alma tiene sed de Dios» en el Salmo 42:2? ¿O qué quiso decir Jesús cuando dijo: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6)?
En realidad, cada uno de nosotros anhelará muchas cosas en su vida. Los estudios demuestran que, aparte de las necesidades básicas de comida y agua, todos los seres humanos comparten el amor, la aceptación, el respeto y la seguridad como requisitos esenciales para el bienestar de sus almas.
No es raro que las personas pasen años buscando a alguien o algo que satisfaga sus necesidades. De lo que no se dan cuenta es de que Dios es la única fuente de satisfacción última. En Él están el valor, la confianza, la alegría y la paz que anhelan. Lo mismo ocurre con nosotros. Podemos tener muchas cosas en la vida, pero nunca podrán colmar nuestros anhelos más profundos. Lo que realmente importa es que tenemos a Dios, el Creador que conoce nuestras limitaciones, defectos y carencias, pero que sigue amándonos y aceptándonos incondicionalmente. Él también sabe exactamente cómo responder a esas profundas necesidades que llevamos dentro con una profundidad y un grado que nada en este mundo puede igualar.
Hermana que lees estas líneas, cuanto más hambre y sed tengas de Dios, más de sí mismo te revelará. Y cuanto más te revele, más le amarás y confiarás en Él, encontrando la verdadera satisfacción en tu alma. Así que deja de perseguir cosas que no te satisfacen. «Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.». (Salmo 34:8). Porque cuando lo hagas, experimentarás mayores niveles de alegría, paz, valor, aceptación, respeto y seguridad que nunca antes.
Padre, Tu amor es la dulzura de mi alma y el cumplimiento de todo lo que anhelo. Lléname hasta rebosar con Tu presencia. Quiero buscarte por encima de todo y encontrar satisfacción sólo en Ti. Ayúdame a dejar de buscar las cosas que no pueden llenarme y a poner mi confianza y esperanza completamente en Ti. Permite que Tu alegría y paz llenen mi corazón y mi alma, y guíame para caminar en la vida abundante que has preparado para mí. En El Nombre de Jesús, Amén.