Los pensamientos con el consejo se ordenan; Y con dirección sabia se hace la guerra. Proverbios 20:18
Como líder, puedes sentir como si necesitaras tener todas las respuestas a cada pregunta y fueras responsable de tomar cada decisión. Esta es una carga increíble para una persona, una que el Señor nunca quiso que llevaras. Por eso en la Palabra de Dios aparecen repetidamente mandamientos como el proverbio de hoy: «los pensamientos con el consejo se ordenan» (Proverbios 11:14; 15:22; 24:6). Necesitas que otros te ayuden a tomar decisiones sabias. Aunque mantener una sensación de control es reconfortante, cuando insistes en hacer planes tú solo, en realidad estás limitando tu propia eficacia y, sin darte cuenta, atrofiando el crecimiento de aquellos que Dios te ha confiado.
A esto se refería Pedro cuando escribió: «no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey» (1 Pedro 5:3). Sí, Pedro se dirigía a los ancianos de la iglesia. Pero no importa cuál sea tu posición o función de liderazgo, tu responsabilidad es ayudar a otros a crecer en sus dones, desarrollando su capacidad para hacer planes sabios y tomar decisiones piadosas. Si tu toma todas las decisiones por los demás, ellos nunca aprenderán a hacerlo por sí mismos. Por supuesto, debes tener discernimiento espiritual sobre qué consejo eliges seguir y enseñar a los demás con delicadeza por qué sus ideas son o no sabios cursos de acción.
El apóstol Pablo exhorta: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.» (2 Timoteo 2:2). Así que hoy, ya sea en tu familia, en el trabajo o en la iglesia, no te guardes tus planes y decisiones para ti mismo. Intenta transformar las decisiones que tomas en momentos de enseñanza para los que te rodean.
Padre, hazme consciente de cómo puedo enseñar a los que me rodean a través de los planes y decisiones que tome, y ayúdame a instruirles fielmente, siempre guiado de Tu sabiduría, que es perfecta. En El Nombre de Jesús, Amén.