Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar. Proverbios 4:11
Vemos el siguiente principio repetido en toda la Palabra de Dios: Hacer Su obra a Su manera resulta en la victoria eterna (1 Corintios 15:57). Desafortunadamente, una de las tentaciones en el servicio cristiano es rendirse cuando no vemos resultados inmediatos. Pero la perspectiva del Señor es eterna: Él trabaja para producir frutos que perduren, lo cual requiere diligencia y paciencia (Juan 15:16).
El desafío de la vida cristiana puede compararse con un gran tapiz bordado que cubre los cielos. Sólo vemos la parte inferior de la tela, sus muchos hilos colgantes que revelan muy poco de un patrón y en realidad parece descuidado y desordenado. Pero desde el otro lado, desde el punto de vista de Dios, es una obra maestra hermosa, bien diseñada y expertamente elaborada.
Por eso, servir a Jesús requiere que saquemos fuerzas y sustento de Él. La única manera de hacer el trabajo de Dios a Su manera es permanecer en Su Palabra y en oración porque entonces no nos desanimaremos cuando las cosas parezcan ir mal o no veamos ningún buen resultado. Oímos estas advertencias tan a menudo que casi pueden parecer trilladas, pero la verdad es que sacamos la energía, la fuerza, la sabiduría y la paciencia de Dios cuando Su Espíritu nos habla a través de Su Palabra y en la oración.
Pablo nos recuerda que lo que vemos, sabemos y entendemos no es completo: «Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.» (1 Corintios 2:9). Así que cuando te enfrentes al desánimo en el servicio al Señor, aférrate a tu esperanza en lo que no puedes ver, porque lo mejor está ciertamente por venir.
Padre, estoy agradecido porque Tú ves más allá de lo que yo puedo ver y puedo confiar en que Tú producirás fruto duradero a través de mí. Confío en Ti. Ayúdame a resistir. En El Nombre de Jesús, Amén.