Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. Tú diste alegría a mi corazón Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. (Salmos 4:6-8)
En los tres últimos versículos del Salmo 4, el rey David pide al Señor que revele la luz de su rostro. La palabra «rostro» no es muy popular en la lengua vernácula contemporánea, pero es un término bíblico importante. Varias expresiones hebreas y griegas se traducen en la Biblia con el sustantivo «rostro». El término tiene un significado más profundo que la apariencia exterior; en realidad refleja el carácter interior y los sentimientos del corazón. David pidió al Señor que revelara su naturaleza, que irradiara su propio ser para que todos lo vieran. Creados a imagen de Dios, los creyentes deben parecerse a Él, reflejando Su semejanza. Los cristianos deben ser como El y parecerse a El.
¿Cómo puedes tener un semblante piadoso? ¿Cómo puede tu amor a Dios y tu verdadero carácter reflejarse en tu rostro? El rey David explicó la fuente de su gozo en los versículos 7 y 8: Dios puso alegría en su corazón. En tiempos de cosecha o de hambre, David podía dormir en paz porque estaba seguro en la presencia del Señor. Tú puedes tener un corazón de paz y un semblante de alegría a pesar de las circunstancias cuando confías en Tu Padre de los Cielos.
Mírate en el espejo. ¿Es tu rostro un reflejo alegre de la paz que tienes en Dios? ¿Tus ojos brillan de esperanza y tus labios sonríen de amor? Cuando confías en Dios y dependes de Él, tu rostro y tu tono de voz deberían expresar tu confianza en Él a pesar de las circunstancias. Sé consciente del poder de tus sentimientos. La alegría interior debe reflejarse en el exterior.
Su semblante es importante porque Tu puedes ser la única Biblia que algunas personas lean en su vida. La primera impresión de tu expresión facial puede hablar más fuerte que tus palabras al relacionarte con otros. Así que, testifica con tu rostro. Ten un semblante alegre y un rostro de fe. Con tu alegría y buena actitud, darás muestra de la paz que El Señor puede lograr en todos cuánto confían totalmente en Él.
Señor, gracias por Tu presencia, Tu amor y Tu guía, que renuevan mi esperanza y mi fe, para no decaer en las dificultades, sino mantener la alegría y la paz de saber que en Tus tiempos pefectos, siempre me librarás. En El Nombre de Jesús, Amén.