Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Mateo 14:27
El Libro de los Jueces cuenta la historia de Débora, la mujer intrépida que ayudó a conducir al ejército de Israel a la victoria sobre los cananeos. Débora era juez y profetisa, una mujer llamada por Dios para dirigir a su pueblo. Y cuando respondió al llamado del Señor, fue recompensada con una de las más grandes victorias del Antiguo Testamento.
De la forma en que Débora, respondio sin dudar al camino trazado por El Todopoderoso Creador, nosotros estamos también llamados a servir a nuestro Padre de los Cielos. Y mismo que también nos encontremos en muchas ocasiones ante pruebas que pueden hacernos temblar hasta lo más profundo del alma, debemos en el mismo pensar que Débora porner nuestras vidas por completo y sin reservas, en las manos amorosas y misericordiosas del Señor. Cuando lo hacemos, Él nos da valor para hoy, esperanza para mañana y alegría para toda la eternidad.
Al reflexionar sobre la historia de Débora y las palabras de aliento de Jesús en el versículo de hoy, recordemos que el miedo es una emoción humana natural, pero no tiene por qué controlarnos. Dios nos llama a dar un paso adelante en la fe. Cuando afrontamos nuestros miedos confiando en la presencia y el poder del Señor, podemos lograr mucho más de lo que jamás creímos posible. Tengamos el valor de saber que el mismo Dios que dio poder a Débora y calmó los temores de los discípulos, está hoy con nosotros, dispuesto a transformar nuestros temores en fe y nuestros desafíos en victorias.
Dios Te Bendiga.
Señor, que el temor de las luchas de la vida, no me hagan perder la fe en Tu poder, y que las dudas del resultado que de ellas obtenga no disminuyan mi esperanza en el futuro de bien que sé que has guardado para mí. Ayúdame Padre, a caminar de Tu mano, en todas las pruebas que encuentre en el camino, porqué contigo a mi lado, todo obrará para bien, al final. En El Nombre de Jesús, Amén.