Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Efesios 6:10-11
Creo que es un acuerdo casi total, el decir que a la mayoría de las personas no les gusta estar del lado de alguien que espera. Pero esperar forma parte de la experiencia humana, y de nuestra obediencia a la voluntad de Dios, al saber que sus tiempos, a menudo no son los nuestros. Y es que, Amamos a Dios, aprendiendo a esperar “bien”.
En el Salmo 40, David nos revela que esperó pacientemente al Señor (v. 1). Hay una riqueza en el hebreo que no se capta en la frase castellana. La lengua original está llena de esperanza y confianza, y recalca con fuerza que David “esperó paciente”, es decir, no era una simple espera, sino una espera con gran expectación, centrándose en el bien que Dios sin duda traería.
En los versículos 2-3, David describe la liberación del Señor. Dios le levantó del fango y puso sus pies en un lugar firme. Pasó de estar desesperado e indefenso a estar a salvo y seguro. Dios puso una nueva canción en la boca de David. En el versículo 4, David revela el secreto: la confianza y una seguridad inquebrantable en que el Señor obra para nuestro bien y Su gloria.
El Salmo, continúa con el extenso testimonio de alabanza de David (vv. 5-10), dirigido directamente al Señor (“tú”), pero en beneficio de todos los que quieran oírlo. Declara su deseo de hacer la voluntad de Dios (v. 7), y proclama la justicia y la fidelidad del Señor (vv. 9-10). David podía confiar porque el carácter de Dios es seguro.
Pero incluso con esta seguridad, David apela de nuevo a Dios para que le ayude: para que abunde la misericordia, el amor y la verdad (vv. 11-17). Es una súplica personal de liberación de las consecuencias del pecado. Y termina con un llamamiento para que se apresure. “Tú eres mi Dios, no tardes”.
¿Estás ahora mismo en la “sala de espera”? ¿Cómo puedes honrar y amar a Dios durante tu tiempo de espera? ¿Podemos amar al Señor, con todo nuestro ser incluso en tiempos de incertidumbre, duda y ansiedad?
Dios Todopoderoso, concédenos paciencia, confianza y un profundo amor por Ti en las “salas de espera” de nuestras vidas. Que estemos seguros, que Tus tiempos son perfectos, y traerán a nuestra realidad, las bendiciones suficientes, que realmente necesitemos. En El Nombre de Jesús, Amén.