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Orando la promesa #77: ¿A quién exaltas?

Orando la promesa #77: ¿A quién exaltas?

Alábete el extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos. Proverbios 27:2

No hay signo más evidente de orgullo que la necesidad constante de hablar de uno mismo. Si sientes constantemente la necesidad de justificar tus actos, de hacer saber lo bien que lo has hecho o de repetir tus logros pasados, puede que haya orgullo en tu vida. Esto proviene del deseo de demostrar tu valía, de dar pruebas a la gente de que eres digno de amor y respeto. Pero, sólo hay Uno que puede juzgar verdaderamente tu valor o dar significado a tu vida, y ése es Dios.

Por eso el orgullo es tan destructivo en la vida de un creyente: pone demasiado énfasis en uno mismo y se niega a admitir la necesidad de Dios. Nos vemos a nosotros mismos como la fuente de nuestro éxito y felicidad, y toda nuestra atención se centra en nuestro bien y no en aquello que El Señor espera de cada uno de sus hijos. Sin embargo, Jesús advirtió: “Todo el que se enaltece será humillado, pero el que se humilla será enaltecido” (Lucas 18:14).

Así que hoy, examina lo que dices. ¿Te ensalzas constantemente a ti mismo y a tus logros? Si hay orgullo en ti, tienes que enfrentarte a él inmediatamente, porque la vanagloria sólo puede conducirte al dolor, al aislamiento y a la desolación. No puede proteger tu reputación ni elevarte en la opinión de los demás. No puede hacer que la gente te quiera o te respete. Al contrario, sólo puede deformar tu entendimiento y convertirte en adversario de Dios, Aquel que más te ama y mejor te ayuda. Así que desarraiga ese orgullo de tu corazón reconociendo tu necesidad del Señor en todos los ámbitos de tu vida. Él es el único que puede capacitarte para convertirte en todo aquello para lo que fuiste creado. Y Él es el único que merece verdaderamente tu alabanza.

Padre, por favor, perdóname por las veces que me he exaltado a mí mismo en lugar de a Ti. Te necesito y reconozco que Tú eres el único digno de toda mi alabanza. En El Nombre de Jesús, Amén.

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Confía en DIOS 

"Se feliz, porque la piedra nunca es tan grande si confías en Dios, porque las injusticias acaban pagándose, porque el dolor se supera, porque el coraje te levanta, porque el miedo te fortalece, porque los errores te hacen aprender y porque nadie es perfecto. DIOS hoy, camina contigo. Feliz Día."

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