Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:27
En 1859, Charles Darwin publicó su obra Sobre el origen de las especies. Uno de los argumentos más controvertidos de Darwin fue que toda la vida tenía una descendencia común. Sostuvo que todo ser vivo, incluidos todos los animales y los seres humanos, evolucionó a partir de un organismo unicelular original. Puso en tela de juicio la opinión bíblica de que los seres humanos eran únicos.
La lectura de hoy reflexiona sobre la relación entre los seres humanos, los animales y el resto de la Creación. Según el Génesis 1, los seres humanos y los animales tienen mucho en común. Ambos fueron creados por Dios. Ambos dependen del entorno que Dios creó para su supervivencia (v. 24). Ambos tienen el “aliento de vida” en su interior (v. 30). Ambos dependen de la tierra para alimentarse (v. 30).
Sin embargo, Génesis 1 también deja claro que hay una diferencia entre los seres humanos y los animales. Las personas son creadas “a imagen de Dios” (v. 27). Esta verdad tiene profundas implicaciones para la fe cristiana. En las Escrituras no hay lugar para el racismo ni la discriminación. Todos los seres humanos son imagen de Dios, incluidas todas las etnias, jóvenes y ancianos, ricos y pobres, sanos y discapacitados.
Como portadores de Su imagen, Dios ha llamado a los humanos a administrar el resto de la Creación (vv. 26, 28). En estos versículos, se presenta a los humanos como miembros de la realeza que gobiernan lo que Dios ha creado. Como imágenes de Dios, deben ejercer su gobierno del mismo modo que lo hace Dios: por el bien de lo que está a su cuidado y de forma responsable ante Dios.
Parte de vivir fielmente nuestra identidad como imágenes de Dios significa cuidar atenta y reflexivamente la tierra y los animales que Dios nos ha confiado y reconocer el valor y la dignidad de todas las personas. La “imagen de Dios” no es algo que consigamos. Más bien, es una parte esencial de nuestra identidad creada. Forma parte de lo que significa ser humano.
¿Qué enseña Génesis 1:24-2:3 sobre nuestra identidad?
Señor, Tú cuidas de nuestras vidas y nos enseñas a cuidar de los que nos rodean. Te damos gracias por darnos vida para que la cuidemos. Ya se trate de padres ancianos, hijos, o la naturaleza, ¡toda vida es un regalo Tuyo! Que sepamos administrar ese gran tesoro y cuidarlo siempre, para darte a Ti toda la gloria. En El Nombre de Jesús, Amén.
