Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus. Proverbios 16:2
Hoy, tal vez te preguntes si tu deseo más preciado es la voluntad del Señor para ti. Tal vez no estés seguro de si Él inspiró ese anhelo en tu corazón, o si sólo es algo que tú deseas. Y si no procede de Él, ¿te verás obligado a renunciar a ello? Eso depende de la naturaleza de tus aspiraciones, por supuesto, y aquí es donde debes ser prudente. Si entiendes quién es Dios, sabrás que hay algunos anhelos que son incompatibles con Su carácter.
Por supuesto, el Padre no honrará los anhelos que, en última instancia, te perjudicarían. Por tanto, para discernir si tus motivos se ajustan a Su propósito para tu vida, debes buscar Su guía. Recuerda: El Padre moverá cielo y tierra para mostrarte Su voluntad, y siempre proporciona lo mejor para ti. Puedes estar seguro de que si algo que deseas no se ajusta a Su plan para ti, Él revelará Su oposición a ello cuando le busques. Muchas veces puedes hacer esta sencilla prueba: Si lo que buscas te tienta a pecar o entorpece tu relación con Dios, entonces no tiene su origen en Él.
Por otra parte, un anhelo justo no sólo te acerca al Padre; también es Su regalo para ti. Lo sabemos por Su promesa del Salmo 37:4: «Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón». Tu responsabilidad es buscarle de todo corazón y obedecer Sus mandatos. Cuando lo haces, Él te bendice dándote un anhelo digno de alabanza, y luego lo satisface de una manera que supera tu imaginación.
Padre, sólo quiero motivos que Te honren y Te exalten. Borra de mi mente y de mi corazón cualquier anhelo que no se muestre conforme a Tu voluntad y llena mi corazón con aquellos que Te agradan. En El Nombre de Jesús, Amén.