El que confía en sus riquezas caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas. Proverbios 11:28
Cuando confías en cualquier cosa que no sea Dios -dinero, relaciones, estatus, inteligencia, habilidad, belleza o lo que sea-, estás, indirectamente llamando a que los problemas toquen a Tu puertoa, en ese ámbito. Puede que el Señor te pida que renuncies a ello o te permita experimentar escasez en ello para que aprendas a depender de Él. ¿Por qué? Porque Él no competirá por el señorío de tu vida.
El joven rico es un triste ejemplo de esto. Preguntó a Jesús cómo podía tener la vida eterna. El Señor le respondió: «Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.» (Mateo 19:21). Esto era demasiado para el joven. El versículo 22 nos dice: «Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.».
Podemos pensar: «En realidad, no le culpo. A mí también me costaría renunciar a todo lo que tengo. ¿De qué iba a vivir? ¿Cómo podría permitirse comida, ropa y cobijo?». Pero recuerda lo que pedía: la vida eterna. Se quedaba con lo temporal y renunciaba a lo eterno, demostrando así que servía más a las posesiones que a Dios. Además, olvidó quién le proporcionaba todo en última instancia (Deuteronomio 8:18).
Querido hermano que me escuchas, no cometas el mismo error. Si el Señor te trae escasez en un área de tu vida, dale las gracias. Si te pide que renuncies a algo, hazlo. Te está mostrando lo endeble que es tu seguridad terrenal para que dependas de Él. Demuestra con tus palabras y acciones que confías en Dios sobre todas las cosas y que sólo le sirves a Él.
Señor Dios, sé que a veces confío más en la seguridad terrenal que en Ti. Por favor, perdóname. Gracias por ayudarme a tener una fe más profunda y una mayor confianza en Ti. En El Nombre de Jesús, Amén.