No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal. Proverbios 3:7
Cuando tienes una relación con Dios, Él te desafiará constantemente a confiar más en Él y a acercarte más a Él, a poner Tu esperanza, más en Él en todos los aspectos de tu vida. Lo hará a través de las cosas a las que te pida que renuncies, las pruebas de la vida, los tiempos de espera y todas las formas en las que te invite a que des un paso al frente con renovada fe. ¿Por qué lo hace? Porque quiere que experimentes la plenitud de la nueva vida que te ha dado. Aceptar a Cristo como tu Salvador es sólo el primer paso. Te esperan más libertad, poder, alegría y paz a medida que crezcas en tu intimidad con Él.
Pero comprende que estas recompensas tienen un precio. Debes elegir la sabiduría y el tiempo de Dios por encima de los tuyos, obedeciéndole incluso cuando nada tenga sentido, no puedas ver el camino que tienes por delante o el camino parezca demasiado difícil. En todos los casos, Él te está diciendo: «Aquí tienes tu elección: Haz lo que te ordeno y descubre todas las cosas asombrosas que realizaré a través de ti, o pasa el resto de tu vida preguntándote qué podría haber hecho si te hubieras sometido a Mis maravillosos planes».
Puede que, en un momento de Tu vida, en el que las cosas no salen como esperabas, y parece que has perdido el rumbo, todo en ti luche contra lo que Dios te pide que hagas, pero justamente en medio de esas circunstancias desesperantes es que se da el proceso por el que crece tu fe. En ese punto, te armas de valor y al Señor, le obedeces por encima de tus miedos, inseguridades e incluso de tus sentidos naturales, y Él te preparará para mayores revelaciones de Sí mismo y oportunidades de servicio y de crecimiento, más significativos (Romanos 1:17).
¿Le escucharás? ¿Le dirás que sí al Señor pase lo que pase? Oro para que lo hagas, porque Él te está conduciendo a lo mejor de la vida. No pases el resto de tu vida preguntándote qué podría haber sido. Obedece hoy a Dios.
Señor, muchas veces tengo miedo de hacer lo que me pides, pero daré un paso adelante, con valor y esperanza en mi fe, sabiendo que Tú siempre me guías de la mejor manera posible. En El Nombre de Jesús, Amén.
