Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Lucas 5:9-10
En el devocional anterior leímos que Pedro dijo sí y echó las redes. Y en la escritura de hoy, como resultado de tal aprobación, los planes del que pronto sería apóstol cambiaron irreversiblemente. La pesca, ante la grandeza de aquel que había realizado la pregunta, quedo relegada de la vida de Pedro, y de ello, este se convirtió en discípulo de Jesucristo.
La obediencia a Dios nunca decepciona. Jesús llenó las redes vacías de Pedro con una enorme pesca y le convirtió en “pescador de hombres”, demostrando cómo el Señor, puede, en un abrir de ojos, cambiar nuestras realidades, para direccionarnos al camino que nos provea a nosotros el mayor beneficio, y a Él, la mayor de las glorias. Nuestro Padre de los Cielos puede hacer esto con nuestras finanzas, relaciones o cualquier otra área de nuestra vida; pero lo hace a Su manera y para Sus propósitos.
Obedecer a Dios hace que Su poder sea evidente en nuestra vida. El “sí” de Pedro le permitió presenciar un milagro. Podría haber puesto su atención en todo aquello que le restaba por hacer, sus compromisos del día, y decir: “Estoy demasiado ocupado”. Pero Pedro accedió y fue testigo del poder de Dios, primero en aquella barca y después en su propia vida.
La obediencia nos ayuda a comprender a Dios y a nosotros mismos. Al ver el milagro de las redes llenas, Pedro comprendió quién era Jesús y, por contraste, cómo él mismo era un hombre pecador. Finalmente, llegó a reconocer a Jesús como el Cristo (Mateo 16:13-17).
¿Qué te pide Dios hoy? Escucha con atención, di que sí y observa lo que Él realiza en ti y a través de ti.
Señor, al igual que Pedro, anhelo obedecerte con fidelidad y valentía. Ayúdame a echar las redes nuevamente, confiando en tu dirección. Permíteme seguirte con pasión y entrega total. Que mi obediencia sea un testimonio de mi amor por ti. Que tus planes se cumplan en mí mientras confío en tu provisión y guía. En El Nombre de Jesús, Amén.
