El alma sin ciencia no es buena, Y aquel que se apresura con los pies, peca. Proverbios 19:2
El Salmo 37:4 declara: “Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón”. Puede que te preguntes por esa promesa cuando sirves fielmente a Dios y, sin embargo, no ves cumplidos los anhelos que te llenan. Sin embargo, debes comprender que, cuando caminas en Su voluntad, lo que deseas puede muy bien ser lo que el Señor se ha propuesto proporcionarte, pero todavía no es el momento oportuno para que te bendiga con ello.
Como se suele decir, el momento lo es todo, y más aún el momento de Dios. Mientras esperas, las piezas clave del rompecabezas van encajando. El Padre está cambiando corazones y creando circunstancias que ni siquiera sabes que existen. Por tanto, los retrasos a los que te enfrentas no son una negación de Sus promesas; más bien, son parte integrante de Su estrategia para organizar todos los detalles y colocarte en la posición adecuada para Su excelente plan.
Así que hoy, no te desanimes si aún no has recibido los deseos de tu corazón. Aprovecha esta oportunidad para asegurarte de que estás en el centro de Su voluntad. Y cuando sientas presión y todo a tu alrededor te empuje a moverte, moverte, moverte, y Dios te diga: “Ni se te ocurra moverte”, escúchale. Quédate donde estás y confía en que Él obrará en tu favor. Hazlo sabiendo que cuando te adelantas a Él -tomando los asuntos en tus propias manos o forzando tu entrada en oportunidades que no te corresponden- socavas e incluso destruyes las cosas buenas que Él ha diseñado para ti. Pero cuando aceptas Su itinerario para tu vida, sabes con certeza que recibirás Sus mejores bendiciones.
Padre, gracias por las cosas buenas que has planeado para mí. Mantenme en el centro de Tu voluntad. Confiaré en Tu tiempo y esperaré en Tu provisión. En El Nombre de Jesús, Amén.