El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno Es como el que toma al perro por las orejas. (Proverbios 26:17)
Es extremadamente difícil ver cómo alguien a quien quieres es agraviado y herido por otros. Puede que quieras meterte en la discusión, tomar partido, defender su caso y aportar tu opinión sobre la situación, para evitar que tu amigo o familiar sufra más. Sin embargo, ten cuidado, el Señor puede tener un propósito importante para el conflicto del que no eres consciente.
Este proverbio compara precipitarse en la disputa de otra persona con agarrar a un perro callejero por las orejas. Cuando lo haces, agravas sin motivo a un can desconocido. No conoces la historia del perro ni cómo responde a los factores estresantes, así que es probable que salgas herido en el proceso.
Del mismo modo, puede que el Señor haya permitido esta prueba en la vida de tu ser querido con un propósito oculto pero crucial. Y cuando te metes en la batalla sin comprender lo que ocurre, puedes obstaculizar involuntariamente Su obra en ellos, provocando que todo ello se vuelva contra ti. Entonces no estarás luchando contra los que hacen daño a tu ser querido, sino contra Dios mismo. Y eso nunca saldrá bien.
En última instancia, el Señor es un Defensor más grande, poderoso y sabio que tú, así que ten la seguridad de que tus seres queridos están a salvo en Sus manos. No tienes por qué protegerlos de peleas o conflictos y nunca debes intentar luchar por ellos, sin antes estar seguro de que esa acción es la voluntad del Señor. En lugar de eso, ora fielmente por ellos y apóyalos, incitándoles siempre a una conducta piadosa y a la fe en el Señor. Al hacerlo, seguro que velarás tanto por los intereses de Dios como por los suyos.
Señor, ver un conflicto en la vida de mi ser querido me apena. Pero confío en Ti para que los protejas y les enseñes a superarlo. Por favor, muéstrame cómo animarles a permanecer fieles a Ti, sin ser yo obstáculo para que se cumpla Tu Santa Voluntad en Sus vidas. En El Nombre de Jesús, Amén.