Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
Algunos pasos pueden ser muy útiles para afrontar bíblicamente nuestras frustraciones personales. He aquí algunas pautas.
En primer lugar, pon en verdadera perspectiva tus expectativas, aceptando las cosas como son y no como deberían ser;
Mateo 13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
En segundo lugar, adopta la firme postura de aceptar que la vida es un don de Dios cuando las cosas van bien y cuando van mal.
Romanos 8:28. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En tercer lugar, reconoce que Dios puede utilizar los momentos más oscuros de nuestra vida para nuestro crecimiento espiritual.
Ahora no os entristezcáis ni os reprochéis haberme vendido aquí, pues fue para salvar vidas por lo que Dios me envió delante de vosotros. Génesis 45:5
En cuarto lugar, siéntete plenamente satisfecho en Cristo y no en las cosas que te da o proporciona; sino por Su presencia que llena tu vida.
Filipenses 4:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.
En quinto lugar, cultiva la gratitud por las bendiciones que día a día El Señor posa en Tu vida, aún cuando sean “pequeñas” según nuestros ojos, o las demos por sentado, al diariamente recibirlas.
1 Tesalonicenses 5:18. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Sexto, prepárate para el “de repente” de Dios. Las mejores cosas de la vida no se planean, se viven.
Hechos 2:2 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Asi Sea.
Dios Te Bendiga.