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Mujer victoriosa #11: Ofrécele Tus Primicias

Mujer victoriosa #11: Ofrécele Tus Primicias

Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9-10)

La sabiduría de Dios y mi entendimiento son a menudo diametralmente opuestos. ¿Conseguir dando? No parece razonable. ¿Conseguir acumulando? Eso sí suena bien. Dar a Dios tus sobras suena bien. Pero Dios no hace sobras. Dar a Dios las primicias de la cosecha, dedicar el hijo primogénito y ofrecer el primogénito del rebaño eran requisitos que El Señor imponía a su pueblo. El don de las primicias era un reconocimiento de que todo pertenecía a Dios. Llama a los creyentes una especie de primicias, su “posesión preciada” (St 1,18). Quiere decir que hemos sido apartados para él de entre su creación. Las primicias también representaban una porción de lo que estaba por venir. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, fue “el primero de una gran cosecha de todos los que han muerto” (1 Corintios 15:20); en otras palabras, fue el primero, y se erigió como garantía de que le seguirían muchos más.

Dar a Dios nuestras primicias es un acto de confianza y obediencia y un reconocimiento de su posesión y dominio sobre todas las cosas. Desgraciadamente, nuestra naturaleza es aferrarnos a las primicias y luego ver qué podemos ahorrar para Dios de lo que queda. Así lo llamaría nuestra propia sabiduría. Tendemos a razonar algo así “Déjame asegurarme primero de que tengo todo lo que necesito”.

Pero la promesa de Dios es que, cuando le honremos con nuestras primicias, Él honrará nuestra obediencia con su provisión. Las primicias de nuestro día le pertenecen. Las primicias de nuestra energía le pertenecen. Las primicias de nuestros recursos económicos le pertenecen. Cuando le ofrecemos nuestras primicias, en realidad le estamos diciendo: “Todo es tuyo”.

Si quieres honrar a Dios, rendirle una gloria que sea más que palabras, y ver la provisión de Dios en tu experiencia de la vida real, todo consiste en ofrecerle las primicias.

Oración:

Padre, te ofrezco las primicias de mi vida. Todo lo que tengo es tuyo. Viene de ti y es para tu gloria. Entregar mis primicias es entregarte todo lo que soy y todo lo que tengo, y asi deseo hacerlo hoy y siempre. Ayúdame a lograrlo Señor, En El Nombre de Jesús, Amén.

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Confía en DIOS 

"Se feliz, porque la piedra nunca es tan grande si confías en Dios, porque las injusticias acaban pagándose, porque el dolor se supera, porque el coraje te levanta, porque el miedo te fortalece, porque los errores te hacen aprender y porque nadie es perfecto. DIOS hoy, camina contigo. Feliz Día."

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