Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. (Éxodo 9:1)
El capítulo nueve del Éxodo nos presentará las continuas plagas que asolan a la nación egipcia. Dios hirió a los animales de Egipto, luego hirió al pueblo con llagas y finalmente envió una gigantesca tormenta de granizo que causó gran destrucción en la nación, afectando a las personas, las viviendas y las cosechas. A lo largo del capítulo, veremos la repetición del falso arrepentimiento del Faraón, que clama por ayuda en la hora de la calamidad, seguido de un corazón lleno de orgullo, que impide al pueblo salir de Egipto.
Este ciclo de buscar la ayuda de Dios en los problemas y luego abandonarlo es común en la vida de los que no le sirven al Señor con verdadero compromiso. Seguro que conoces a gente que pide oraciones por ti todo el tiempo y a veces incluso visita la comunidad en la que estás. Pero cuando las cosas parecen mejorar, desaparecen y vuelven a su forma de vida. Hay muchos faraones en nuestros días… que verán su vida desmoronarse porque, habiendo conocido a Dios, no le dieron gloria ni fueron agradecidos. ¡Que no seamos así!
Oración:
Señor que cada día vea en las pequeñas y grandes cosas que me suceden, Tu presencia, y que sea siempre agradecido por ellas. En El Nombre de Jesús, Amén.