No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. (Génesis 45:1)
Cada vez que leo el capítulo 45 del Génesis, tengo un profundo sentimiento de alabanza a Dios. El momento en que José se revela finalmente a sus hermanos nos muestra la profunda percepción que ha adquirido de su misión. Es común en nuestra literatura cristiana decir que el sufrimiento de un creyente tiene un propósito, y gran parte de esta percepción se debe a la experiencia que tuvo José.
Por ello aprendamos de la lección de este gran héroe de la fe y mantengamos nuestros ojos y reflexión fijos en sus afirmaciones: “Dios me ha enviado delante de ti para preservar la vida” (vv.5), “Dios me ha enviado delante de ti para preservar tu sucesión en la tierra” (vv.7). Y de nuevo: “No sois vosotros los que me habéis enviado aquí, sino Dios” (vv.8), “Dios me ha hecho señor de toda la tierra” (vv.9).
Si se le pregunta a José sobre su experiencia, responderá: “Fue Dios”. Pregúntale por las situaciones difíciles por las que ha pasado, y te responderá que “fue Dios”. Si se le vuelve a preguntar por las victorias recibidas, afirmará con convicción: “Dios, sólo Dios”. La fe actuó con tanta eficacia en la vida de este hombre que se vio inmerso solamente en la soberanía de Su Padre de los Cielos.
¿Podríamos usted y yo llegar a ese punto en el que estamos tan convencidos de quién es nuestro Señor y confiarle a Él con total tranquilidad y seguridad cada aspecto de nuestras vidas?
Desde un punto de vista teológico, obsérvese en Génesis 45 que la preservación de Israel fue el principal propósito de la ida de José a Egipto. En el decreto eterno de Dios de elegir una nación para sí mismo y preparar una línea a través de la cual vendría el Mesías, la familia de Jacob necesitaba ser preservada. ¡Y Dios lo hizo! ¡Él determina y tiene los medios para ejecutar su voluntad!
Génesis 45 es una llamada a confiar plenamente en El Señor. Él ha llamado a su pueblo a formar parte de su obra y utilizará todos los medios para glorificar su nombre a través de nuestras vidas.
Señor, gracias por llamarme a formar parte de Tu obra. Que tenga la fe de José para glorificarte a través de mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.