El temor del Señor nos lleva a su intimidad, nos hace caminar por sus caminos, nos lleva a obedecer y confiar en Él. Cuando tenemos intimidad con el Padre, recibimos su amor, su cuidado y su compañía. Cuántas veces nos sentimos solos, incluso a veces en medio de mucha gente, y sin embargo nos sentimos olvidados; La intimidad con el Señor, nos recuerda que Él está siempre cerca de nosotros, y queriendo derramar su paz y su amor sobre nuestros corazones, para que podamos servirle, seguirle, obedecerle y honrar Su voluntad.
Querido Padre, llévame a la intimidad contigo, quiero estar cerca de Ti, cada día más. Enséñame a obedecerte, enséñame a escuchar Tu voz para que pueda entender Tu voluntad y Tus planes para mi vida. Quiero sentir Tu presencia constante mi vida, quiero recibir siempre y en cualquier circusntancia, Tu amor y Tu paz.
La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. (Salmos 25:14)