¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. (Salmos 42:5)
Querido Padre, Tú eres la razón de mi adoración, Tú eres la razón de mi vida, en Ti mi alma encuentra descanso y paz, sin Ti mi alma está abatida, turbada, pero cuando encuentro en la adoración, la intimidad contigo, entonces mi corazón es consolado, y lleno de Tu amor. Enséñame a esperar en Ti, a esperar por tu ayuda y cuidado, y a confiar siempre en Tu poder que todo lo puede.