Versículo:
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar. (Salmos 46:2)
Comentario:
A veces las barreras son tan altas que las consideramos insuperables. Es entonces cuando tendemos a desanimarnos y a rendirnos, pero dentro de nosotros permanece esa esperanza de que en el último momento las cosas se resolverán.
Muchas personas viven esperando milagros y hechos inexplicables que respalden sus decisiones, algunos incluso ponen estas cosas por encima de la relación con Dios; para ellos, es mejor vivir así que ponerse a disposición del Señor.
El salmista afirma que su seguridad en el Señor es mayor que cualquier fenómeno natural o sobrenatural que se presente ante sus ojos. Dios, declara, es más grande que todos los acontecimientos explicables o no por la razón humana. Servir a Dios es algo concreto y perfectamente coherente con la razón humana.
Cuando alguien dice servir a Dios y hace uso de acciones y palabras que no son racionales, por el contrario, parece un desorden (confusión, desorden; desorden) esta persona no está dentro de la dirección y comprensión generada por la Palabra de Dios.
¡El Señor es mi refugio y tu refugio!
¡Incluso si algo invisible surge ante nosotros!
Oración:
Señor, que mi confianza recaiga siempre en las promesas de Tu Palabra y en Tu poder perfecto y no aquello que sólo mis ojos, por impresionante o atractivo que parezca a primera vista, perciban. Amén