Escucha:
“Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová” (Jeremias 1:7-8)
Piensa:
¿Todavía no crees que Dios tiene un plan especial para ti? Lee nuevamente las escrituras de hoy. Como ellas dictan, Dios tenía un plan para Jeremías incluso antes de formarse en el vientre de su madre: “Vino Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí…te di por profeta a las naciones”.
Muchas veces el Señor se nos es mostrado como inalcanzable y lejano. Se nos forma la idea de que no importa en qué medida oremos, nuestro mensaje tendrá muchas barreras para llegar a Él. No obstante en este pasaje vemos como Jeremías recibe respuesta directa del Señor, quien lo conoce, lo consagra y lo guía a una misión, de una forma tan maravillosa e íntima, que solo da cuenta de la noción de cuidado que Dios tiene por nosotros.
Dios nos conoce, nos ha formado y ha consagrado para nosotros un plan. Cuando Jeremías dudo de sí mismo, el Señor confortó su alma, lo fortaleció, lo armó de valor. De la misma forma Él nos ama. Cuando dudamos, cuando tenemos miedo, cuando la incertidumbre nos embate, allí está Él para responder nuestras oraciones y traernos de nuevo al cumplimiento de su plan.
Recuerda, no eres solo “uno más”, al unirte al Señor has sido al mismo tiempo elegido y enviado por Él a cumplir su disposición, dotado con las armas para enfrentar las cargas de esa misión. Tal como a Jeremías se le dijo: “A todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte” así debemos nosotros andar en obediencia junto a Él.
El plan del Señor para ti, es un don, aprovéchalo y sírvele cumpliéndolo; no estás solo ni desarmado, lo tienes a Él y a su palabra para llegar al final del camino: ¡Adelante!
Ora:
Señor, Tu que me conoces y me guías, ármame de valor en la duda, para no renunciar al plan por el que me has enviado. Fortalece mi fe para seguirlo y cumplirlo, porque es mi deseo rendirte gloria por el privilegio de haberme elegido. Amén.