Versículo:
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10:9)
Comentario:
Esta declaración en particular tiene una hermosa y significativa expresión poética. La metáfora (comparativa) que utiliza Jesús, comparándose con una puerta, es de una sencillez y, al mismo tiempo, de una profundidad que hace que cualquiera pueda entenderla y darse cuenta de su importancia.
Ser la “puerta” expresa la disponibilidad del Señor, en el sentido de dar al hombre la posibilidad de entrar en la presencia de Dios; a través de Él, la puerta, salimos de una condición y accedemos a otra.
Ser el hito de paso es la principal funcionalidad de una puerta, además por supuesto de servir de protección, a través de ella salimos de la realidad y pasamos a otros ambientes.
En su declaración, Jesús añade lo que sería la condición que encontrarían los que desean entrar a través de Él: se salvará, y entrará y saldrá y encontrará pastos.
La salvación se ofrece como un nuevo entorno para la vida de relación espiritual con Dios. El que vive esta experiencia encontrará el alimento eterno.
Jesús ya había utilizado la figura de la puerta como divisor de las opciones humanas -véase Mateo 7:13-14- y aquí, en particular, afirma que al elegir esta puerta, el hombre alcanzará un destino completo y duradero al lado de Dios. Muchas puertas se nos abren a diario… ¡pero sólo Jesús es la puerta que nos lleva a la salvación!
Oración:
Señor, dame la sabiduría para elegir, no las puertas del mundo que me alejan de ti, sino las tuyas, que son las únicas por las que podré glorificarte y seguir el camino de la salvación por Tu voluntad.